domingo, marzo 12, 2006

Está bien, os lo cuento.

La invité a cenar a un restaurante frente al puerto de un pueblecito cercano. Pasé a recogerla por su casa en mi todoterreno "de los de usar".

Los dueños del pequeño local son dos ex ejecutivos que, hartos del estrés, lo dejaron todo y se vinieron a currar poco y a navegar. Pasan de los cincuenta, son amables, tienen buenos vinos, él cocina bastante bien, ponen vajilla de cristal estupendo y manteles de hilo. Todo muy "chic" en un local que parece un viejo ultramarinos.

Apenas nos sentamos ella vino a saludar. Me conoce porque venía bastante con Mariví y me reconoció enseguida. Por desgracia, no se fijó bien en Mónica. Nada más verla le dijo: "cuánto tiempo! hace ya un par de meses que no la veíamos!". Mónica le respondió muy amable: "Soy otra, me confunde".

Os imagináis! Qué forma de empezar la noche! "Las" conozco. Bajo esa apariencia amable sé que estaba furiosa. Sé que estaba haciendo la traducción correcta: "Aquí se trae a todos sus ligues".

Pensé que mis posibilidades habían bajado al mínimo...y tenía razón. Si algo no soportan es que las trates "como a todas". Y digo yo, si siempre las trato bien, de qué se quejan?.

Hasta el postre, ella y un pedazo de hielo, uña y carne. Casi se me pasan las ganas. Se fue relajando según la iba haciendo reir durante la cena. Hacerlas reir suele funcionar, y si no lo hace al menos quedas como un tipo simpático e inteligente.

Al salir, dimos un paseo por el puertito, todo muy romántico, quizá demasiado. Yo iba buscando resquicios para que me mirara con otros ojos, pero ella, nada de nada.

Como es una marchosa, según dice, se empeñó en ir de copas a esos locales ruidosos donde nadie puede hablar. Al tercero y depués de varias copas, empecé a notar que "el hielo me estaba sentando mal". Y la miraba a ella y tan fresca la tía.

Empezando a rozar la desesperación y controlando la hora de cierre, le propuse tomar la penúltima en un pub de un amiguete mío, que no nos echa y que queda cerca de casa. Se apuntó. Empiezo a sospechar que esta se apunta a todo.

Cuando llegamos al bar, resulta que ella conocía "de toda la vida", de "niños" a mi amiguete. Resumiendo el desenlace: tres horas de copas, oyéndolos hablar sin parar de sus estúpidas y comunes travesuras infantiles. Me fui a casa solo y borracho al amanecer. Ellos se fueron a desayunar, o eso creo.

¿Qué hago? Para colmo, tengo una resaca monumental.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

lo de la resaca dicen que bebiendo cerveza, total no va a empeorar... y de lo demás.. de lo demás.. vuelta a empezar, muchacho. Error de sistema. No tiene solución.. sorry.

criticus dijo...

lo importante es participar.......

Anónimo dijo...

yo creo en la insistencia, sin llegar a ser pesado. De todas formas el perfil de la chica, no es del todo sano, pero bueno tú sabrás.....

Luis García dijo...

No es sano, no. Tenéis razón. Voy a pasar de ella. No voy a hacerle ni caso.

Anónimo dijo...

¿A que no eres capaz? Quien no te conozca que te compre....

Anónimo dijo...

Tienes razón, Amalia, no será capaz... sólo puede contar aquí su fracaso, entre nuestro anonimato. Volverá a intentarlo, hasta que pueda convertir la historia en victoria.. o no?